
La doctora María del Pilar Castañeda, investigadora de la UNAM aseguró que el peso que alcanzan los pollos de engorde en la actualidad, no se debe al uso de hormonas sino a las mejoras en genética, nutrición, medicina preventiva, infraestructura adecuada y bioseguridad
De acuerdo con Pilar Castañeda Serrano, investigadora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el uso de hormonas de crecimiento en el pollo para consumo humano es un mito, por lo que la ingesta de su carne es completamente segura.
La titular del Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Avícola (CEIEPAv), explicó para la Gaceta de la UNAM que el uso de estos aditivos en la avicultura no resulta viable, pues no alcanzan a mostrar resultados en un ave con un periodo de vida relativamente largo de 10 semanas, por lo que tampoco resulta conveniente en materia económica.
La doctora Pilar Castañeda —quien también fuera presidenta de la Asociación Nacional de Especialistas en Ciencias Avícolas (ANECA)— recordó que con anterioridad, se han realizado experimentos en donde diferentes pollos fueron inyectados con esta clase de hormonas diariamente durante 49 días, pero al finalizar este periodo, las aves pesaban lo mismo que aquellas que no habían participado en el proceso.
EL POLLO DE AHORA NO ES EL MISMO
La también consejera del Instituto Nacional Avícola (INA), comentó que en la actualidad un pollo alcanza su peso de mercado en siete semanas, a diferencia de 1950, cuando tardaban hasta 11 semanas; esto, agregó, es debido al mejoramiento genético que se ha logrado a través de los últimos 100 años.
Expuso que esto se ha logrado al escoger, de distintas poblaciones, los pollos que desarrollan mayor masa muscular en periodos de tiempo más reducidos para posteriormente cruzarlos; este proceso se extiende hasta que los padres logran heredar estas condiciones a sus descendientes.
Por esto, dijo, el pollo que se consume ahora no es el mismo de hace un par de décadas, gracias a las mejoras en nutrición, medicina preventiva, infraestructura adecuada y bioseguridad.